Hola, feliz año. La semana pasada dejamos atrás nuestra escritura semanal, pero fue porque se nos fue un poco a los dos de la cabeza. Espero que Marcos me siga y escriba antes del jueves, yo por si acaso empiezo.
Para iniciar el año me apetecía hablar de una de mis escritoras favoritas. Lo es porque me da mucho gustico leerla, pero también porque su escritura es fundacional para mí ―esto suena un poco pedante e igual te ríes de mí― a lo que me refiero es que cuando la leí pensé “¡¡ah, que esto se puede hacer!!” y desde entonces quiero creer que soy más libre al escribir. Bueno, la cuestión. Ella es Maggie Nelson, es una escritora californiana que tú la ves desde fuera y parece como una señora formal (yo creo que parece un poco de mi familia porque se parece un poco como a mi padre en chica, no sé, en mi cabeza de mayor yo soy Maggie Nelson) pero luego la tía es pura vanguardia y rebeldía y hace lo que le apetece. Está casada con Harry Dodge que es un artista trans y son una pareja intelectual muy guay. Tengo de fondo de pantalla del ordenador una frase suya que es una cosa un poco de intensa, pero me da igual.
Yo nunca la había leído, pero sabía que existía por su libro Los argonautas que es el más conocido y donde cuenta ―entre otras muchas cosas― la transición de Harry y cómo esto afectó a su relación (no especialmente en el mal sentido). Pero el libro va de mucho más, habla de procesos de escritura, teoría lingüística, maternidad, BDSM, familia… la tía aúna de una manera extraña, pero eficaz los temas que más me obsesionan en un libro sin capítulos. Es como una especie de diálogo interior que conectó con una parte muy íntima de mí cuando lo leí.
PERO no voy a hablarte hoy de ese libro, sino de Bluets que es el libro por el que la conocí. Una vez tuve una cita tinder con un chico con el que creo recordar que habíamos hablado poco, el tío llegó tarde porque ¡¡estaba durmiendo en brazos a su sobrina!! era muy tierno. Y luego pasamos una tarde con una conversación muy guay e interesante y me dijo que a veces se compraba los libros porque le gustaba el gramaje de las hojas o el tipo de impresión que tenía. (Marcos, no te pongas celoso porque no pasó nada y de hecho no volvimos a quedar ni a vernos más, pero siempre me da pena porque creo que podríamos haber sido buenos amigos). Bueno, pues yo al día siguiente me fui a La saturnina, que es mi librería de confianza en Bilbao, y la dueña, Vanessa me recomendó Bluets. Un libro de Maggie Nelson sobre el color azul. Y la edición que me enseñó ―que creo que es la única que hay en castellano― está impresa enteramente ¡¡en color azul!! Yo esto me lo tomé como una señal por la cita del día anterior y, como también me fío mucho de Vanessa, me lo compré (no me gusta mucho la portada, creo que daba juego para hacer algo más guay, pero bueno).
Menos mal que lo compré porque me descubrió el universo Nelson y me ha marcado mucho. El libro se supone que va sobre el color azul porque Maggie se obsesiona con él. Pero no va solo de eso, claro, también habla de los temas que trata en Los argonautas y es un libro de los que, según tú, leo todo el rato, que son libros sobre follar, es una escritura muy sexy, pero a la vez curiosa. Un libro entero sobre el color azul. Es que buah. Ella misma dice «¿Por qué azul?». La gente me pregunta esto a menudo. Nunca sé cómo responder. No podemos elegir qué o a quién amamos, quiero decir. Simplemente no tenemos elección. Leerlo es como ver evolucionar una obsesión. Está escrito en 240 puntos, así que se asemeja a un libro de notas personal donde ella va apuntando sus reflexiones.
Cuánto me gusta Maggie Nelson, Marcos. A ver qué me traes.
Pues siguiendo por el lado de la inmediatez a la hora de relacionar conceptos como punto de partida para responder con mi recomendación, se me ha quedado sobre todo lo de que gracias a Maggie Nelson te diste cuenta de que había cosas que se podían hacer dentro de la escritura. Y eso me ha recordado a mí a una banda oscura y descerebrada que se llama GAG y a otra más oscura y más descerebrada que se llama Dawn of Humans. ¿Por qué? se preguntarán los lectores de libros que acuden a mi parte del post y le dan el play para escuchar una música que suena a gusanos vomitando. Pues porque yo mismo, Marcos Echávarri, también tengo una banda de gusanos vomitando, Presidente Indio, y es gracias a estas dos bandas que me di cuenta de que la música, bueno, el punk, el hardcore o lo que sea, tiene que ver más con una actitud o con un tirarse a la piscina y hacer tu mierda que con otra cosa. Bueno, en general todo ¿no? esta newsletter nace un poco de ahí también.
Yo por el 2016 o así, no me acuerdo bien, me vi en casa de mis padres, sin mis padres, sin trabajo y sin nada que hacer, así que mientras tú tenías citas con eruditos entendidos en gramajes literarios, yo decidí comprarme una guitarra eléctrica y aprender a tocar porque siempre había querido y porque mis amigos tocaban todos en bandas y me daban envidia. Además, tenía la espinita clavada de que no me apunté de pequeño en el colegio a guitarra porque las clases las daba una monja a la cual le cortaba el pelo la madre de un amigo y me dio como vergüenza, pero bueno eso es otra cosa. Yo y mis vergüenzas.
Pues bien, en esa época rara de desempleo, juventud y casa familiar unipersonal en la que me hallaba, lo único que hacía era salir a ver conciertos de cualquier cosa (y beber), me daba igual. Por eso, cuando estaba un martes en Izarbeltz (R.I.P.) viendo a nosequién tocar y me ofrecieron ir en coche al Matadero en Azkoitia a ver a una banda loquísima estadounidense respondí sin pensar “vale, pillo birras para el camino”. Hay que entender que vivía en Bilbao y que ir un martes por la noche a Azkoitia en coche era un poco una aventura incluso exótica. Y era joven. La banda en cuestión era Dawn Of Humans y dejo aquí abajo un vídeo de cómo se las gastaban en directo para que veas por qué me entraron por el ojo y por el corazón y cual es la influencia que han podido tener luego en mi propia banda. No quiero ni siquiera empatar con ellos eh, hablo desde el respeto y la admiración. Creo que es mejor que el lector vea con sus propios ojos algo similar a lo que yo vi en aquel pueblo guipuzcoano que intentar ponerle palabras.
Ya, bueno, Marcos, pero has dicho que te compraste una guitarra de la cual aún no sabemos nada y has hablado de otra banda horrible, que acabo de quitar ahora mismo, que se llamaba GAG y tampoco has dicho nada de ellos. Ahora voy.
Mis amigos por aquella época andaban muy dentro de una escena que denominaban “mutanteo” que era una suerte de hardcore cavernícola, con el que literalmente se revolcaban por el suelo en los conciertos*. La verdad es que aquello era divertido y gracias a este reptar por gaztetxes, descubrí a GAG. GAG desde un primer momento me parecieron sencillos, pero peligrosos al mismo tiempo, y con un punto de sentido del humor que entendí (dejo un vídeoclip abajo que me gusta porque sale un tío en moto haciendo trompos y así). Mis habilidades guitarriles eran una puta mierda en aquel entonces, pero decidí copiarles y ver qué riffs podía hacer en esa onda. De ahí salió la primera canción de Presidente Indio a la que llamé, no sé por qué, “Richard Dutruel”, como el mítico portero del Celta, en la que, sobre una base machacona similar a lo que yo entendí que hacían GAG, no dejaba de decir nombres de futbolistas que me hacían gracia. Creo que está en el Bandcamp de Presidente Indio como una muestra de esa primera composición. Ah, y una vez en París, en una tienda de discos me compré su disco “America’s Greatest Hits” y el “L.P.1.” de los Coneheads* y el dependiente me dijo que me llevaba los dos mejores álbumes de la tienda. Punto para mí.
Por eso quería recomendar a GAG y a Dawn of Humans y por eso veo la relación con lo que has escrito al principio de tu parte del post. ¿Tienen algo que ver una mujer que escribe sobre el follar y su libro está escrito con tinta azul con un grupo de punk en el que el cantante toca desnudo con papel albal en la polla? Me gusta pensar que sí.
*Un saludo a mi amigo Nikola como máximo representante de esta manera de disfrutar de la música en directo.
*The Coneheads pueden gustar más a los lectores de esta newsletter. Bueno no sé, dadles una oportunidad a mi me gustan.